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Vivaldi en La Pietà

Coro Scherzo y Orquesta Barroca Catalana

03 de abril de 2015

Obras de Vivaldi concebidas para el Ospedale della Pietà

★★★★

Después de 300 años, el canto dulce y armonioso de la voces del Coro de Cámara Femenino Scherzo recupera, de la mano de Jordi Casas Bayer, las obras de Vivaldi, tal como el compositor las concibió originalmente para el célebre Ospedale della Pietà de Venecia.

3abril

PROGRAMA – A. Vivaldi

Tre Salmi  –  In exitu Israel, RV 604 ; Laudate Dominum, RV 606; Laetatus sum, RV 607

 

Sonata al Santo Sepolcro, RV 130

Kyrie en sol menor, RV 587.

Credo en mi menor, RV 591

Gloria en Re mayor, RV 589

 

Vivaldi en La Pietà

A principios del siglo XVIII, cuando Vivaldi empezaba su carrera musical, Venecia había perdido su gran potencial económico, pero todavía era un centro de atracción para los visitantes que hacían el “grand tour” de Europa, gracias a su especial ubicación, a su arquitectura y, sobre todo, por su cultura, y en especial, la pintura y la música.

Dentro del ámbito musical, uno de los atractivos más especiales que se podían encontrar en Venecia en este tiempo era la música que se ofrecía en los “ospedali”, instituciones a medio camino entre el orfelinato y el conservatorio, subvencionados por dinero de la República, y donde las interpretaciones musicales corrían a cargo de sus alumnas, conllevando esto, por tanto, que los conjuntos estuvieran formados exclusivamente por mujeres (las “figlie di choro”) tanto en el apartado vocal como en el instrumental. Uno de los cuatro “ospedali” venecianos, quizás el más famoso, era el llamado “della Pietà”, al que, entre los años 1703 y 1740 estuvo vinculado el compositor Antonio Lucio Vivaldi, como profesor de violín y como maestro del coro.

Normas estrictas prohibían el acceso de personal masculino a estos centros, por razones de índole moral, siendo la única excepción la persona del maestro de coro. La palabra “coro” en esta época abarcaba a todo el conjunto musical, tanto las voces que cantaban como los instrumentos que las acompañaban. Un testimonio ruso de esta época, Petr Adreevich Tolstago, escribe en 1698 que “no se podía encontrar un canto más dulce y armonioso en todo el mundo, y que por este motivo, gentes de todas partes llegaban a Venecia con el deseo de refrescarse con sus cantos angelicales”.

Sorprende constatar, por tanto, que mientras en toda la Iglesia Católica la música litúrgica era interpretada por conjuntos integrados en su totalidad por elementos masculinos (niños, castrados, falsetistas…) en estos lugares venecianos la música sonara en versión exclusivamente femenina. Consta, en un documento de 1707, el desglose de la disposición del coro de La Pietà, especificando que las 29 chicas estaban repartidas en 5 sopranos, 4 contraltos, 3 tenores y 1 bajo, mientras que las 16 instrumentistas eran 5 violines, 4 altos, 2 “violette”, 1 contrabajo, 1 tiorba y 3 organistas.

La presencia exclusiva de voces femeninas en el coro obligaba, seguramente, a que las voces de tenor y de bajo fueran cantadas a una octava más alta de lo que estaba escrito, comportando este cambio unas pequeñas variaciones, ciertamente curiosas, en los contornos melódicos de las obras, pero la presencia de los instrumentos graves en la orquesta garantizaban la “corrección armónica” del conjunto. Nada raro deberían percibir los asistentes a las ceremonias cuando los numerosos testimonios que nos llegan de dichas interpretaciones, muchos de ellos músicos, están de acuerdo en ensalzar la belleza de las versiones y nadie da noticia de ninguna irregularidad musical.

Coro de Cámara femenino Scherzo

Orquesta Barroca Catalana

Jordi Casas Bayer, director

 

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Vivaldi en La Pietà

A principios del siglo XVIII, cuando Vivaldi empezaba su carrera musical, Venecia habia perdido su gran potencial económico, pero todavia era un centro de  atracción para los visitantes que hacian el «grand tour» de Europa, gracias a su especial ubicación, a su arquitectura, y, sobre todo, por su cultura, y en especial, la pintura y la música.

Dentro del ámbito musical, uno de los atractivos mas especiales que se podian encontrar en Venecia en este tiempo era la música que se ofrecia en los «ospedali», instituciones a medio camino entre el orfelinato y el conservatorio, subvencionados por dinero de la República, y donde las interpretaciones musicales corrian a cargo de sus alumnas, conllevando esto, por tanto, que los conjuntos estuvieran formados exclusivamente por mujeres (las «figlie di choro») tanto en el apartado vocal como en el instrumental. Uno de los cuatro «ospedali» venecianos, quizás el más famoso, era el llamado «della Pietà», en el que entre los años 1703 y 1740 estuvo vinculado el compositor Antonio Lucio Vivaldi, como profesor de violín y como maestro del coro.

Normas estrictas prohibían el acceso de personal masculino a estos centros, por razones de índole moral, siendo la única excepción la persona del maestro de coro. La palabra «coro» en esta época abarcaba a todo el conjunto musical, tanto las voces que cantaban como los instrumentos que las acompañaban. Un testimonio ruso de esta época, Petr Adreevich Tolstago, escribe en 1698, que «no se podia encontrar un canto más dulce y armonioso en todo el mundo, y que por este motivo, gentes de todas partes llegaban a Venecia con el deseo de refrescarse con sus cantos angelicales»

Sorprende constatar, por tanto, que mientras en toda la Iglesia Católica la música litúrgica era interpretada por conjuntos integrados en su totalidad por elementos masculinos (niños, castrados, falsetistas,…) en estos lugares venecianos la música sonara en versión exclusivamente femenina.

Consta, en un documento de 1707, el desglose de la disposición del coro de La Pietà, especificando que las 29 chicas estaban repartidas en 5 sopranos, 4 contraltos, 3 tenores y 1 bajo, mientras que las 16 instrumentistas eran 5 violines,4 altos, 2 «violette», 1 contrabajo, 1 tiorba y 3 organistas.

La presencia exclusiva de voces femeninas en el coro obligaba, seguramente, a que las voces de tenor y de bajo fueran cantadas a una octava más alta de lo que estaba escrito, comportando este cambio unas pequeñas variaciones, ciertamente curiosas, en los contornos melódicos de las obras, pero la presencia de los instrumentos graves en la orquesta garantizaban la «corrección armónica» del conjunto. Nada raro deberian percibir los asistentes a las ceremonias cuando los numerosos testimonios que nos llegan de dichas interpretaciones, muchos de ellos músicos, estan de acuerdo en ensalzar la belleza de las versiones y nadie da noticia de ninguna irregularidad musical.

 

Es con este propósito, pues, de reencontrar este sonido luminoso y especial, que proporcionaba la polifonía  a voces femeninas, que presentamos este programa, contando con la presencia del Coro de cámara femenino SCHERZO y la Orquesta Barroca Catalana, con instrumentos históricos, en un intento de acercarnos a una sonoridad más próxima al original.

 

LAS VOCES ANGELICALES DE VIVALDI
Después de 300 años, el “canto dulce y armonioso” de la voces del Cor de Cambra Femení Scherzo recupera, de la mano de Jordi Casas Bayer, las obras de Vivaldi tal como el compositor las concibió originalmente para el célebre Ospedale della Pietà de Venecia.
Los ospedali eran instituciones religiosas a medio camino entre orfelinatos y conservatorios que en Venecia, a principios del siglo XVIII, habían desplazado a las iglesias como centros de educación musical. Su prestigio -especialmente el de el Ospedale della Pietà, donde Vivaldi fue profesor de violín y maestro del coro y del conjunto instrumental-, hizo que muchas familias adineradas enviasen allí sus hijas a estudiar música. La Pietà formó un buen número de virtuosas, chicas hábiles en más de un instrumento que también cantaban, cuyos conciertos de música sacra eran admirados. La fama del conjunto instrumental y vocal creció bajo la dirección de Vivaldi; de ahí que escuchar tocar y cantar a la chicas de la Pietà se convirtiera en cita ineludible para los viajeros que llegaban a Venecia. «No podía encontrarse un canto tal dulce y armonioso en todo el mundo. Por este motivo, gente de todas partes venía a Venecia con el deseo de refrescarse con sus cantos angelicales…», escribió en mayo de 1698 el viajero ruso Petr Andreevich Tolstago. También dejaron testimonio de su paso el filósofo Jean-Jacques Rousseau y el poeta Goethe. El conservatorio del Ospedale della Pietà permaneció activo hasta, aproximadamente, 1830.
El edicto que prohibía cantar a la mujeres en las iglesias dictado por el Papa Pablo IV a mediados del siglo XVI se extendió a todos los escenarios de buena parte del mundo católico, impulsando el éxito de los castrati. En este contexto, las orquestas y coros femeninos de los cuatro ospedali que había en Venecia constituían una singularidad en una época en la cual la mujer era excluida de la práctica de la música en público.
El concierto quiere revivir las veladas musicales del Ospedale della Pietà que tanto admiraban los viajeros y en las cuales las voces angelicales interpretaban las obras que para ellas compuso Vivaldi.

 

 

 

 

 

 

 

 

Información práctica